Dicen que no hay peor decepción que la de uno mismo.

 Creo que no es así. Uno se puede decepcionar de uno mismo por los hechos o las decisiones que toma, pero al fin y al cabo lo termina cambiando o aceptando. En cambio, la decepción de alguien al que queremos al límite es mucho peor. Porque conocemos a esa persona, al punto de saber hasta las decisiones que tomaría. Sabemos lo que va a elegir, lo que le gusta o lo que no, todo. & de repente, cambia tan radicalmente que no nos damos cuenta.

Porque todo en esa persona cambia. Se alejan, sus actitudes son diferentes, las decisiones también. Simplemente cambian. El problema no es que cambien, el problema es si es para bien o para mal. Quizás, no conocíamos a esa persona tanto como creíamos. Quizás, sólo se presentan como son.

Nos podemos alejar o intentar arreglar las cosas.

Pero nada es seguro, nada en esta vida lo es.